De residuo a recurso: tunecino convierte desechos de aceituna en biocombustible y conquista mercados internacionales
- Periodista

- 20 jun
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Túnez.— En un país donde la producción de aceite de oliva es símbolo de identidad y motor económico, un ingeniero ha logrado convertir un grave problema ambiental en una oportunidad de negocio sostenible. Yassine Khelifi, emprendedor tunecino, fundó la empresa Bioheat, dedicada a transformar el orujo de aceituna —el residuo que queda tras la extracción del aceite— en briquetas ecológicas que sirven como biocombustible.
Túnez, tercer productor mundial de aceite de oliva, genera hasta 600 mil toneladas anuales de estos residuos, que por años se acumulaban sin destino útil. Inspirado por la capacidad de combustión del material, Khelifi viajó a Europa en 2018 en busca de maquinaria especializada. Tras tres años de pruebas, desarrolló un sistema para fabricar briquetas con solo 8% de humedad, listas para usarse de forma más eficiente que la leña tradicional.
Hoy, su pequeña fábrica emplea a 10 personas, procesa toneladas de orujo, y exporta 60% de su producción. Las briquetas, que se secan naturalmente al sol y luego son compactadas, se han vuelto populares tanto por su bajo impacto ambiental como por sus beneficios prácticos: reducen el humo, ahorran hasta un 30% en calefacción y, según algunos usuarios, incluso mejoran el sabor de la pizza.
“Cada briqueta lleva consigo el alma de las aceitunas tunecinas”, dice el dueño de una pizzería que las usa para cocinar. Khelifi, por su parte, estima que cerrará el año con una producción de 600 toneladas, logrando reutilizar por sí solo el 1% del total de residuos del país.
Este proyecto ejemplifica cómo la innovación verde puede florecer incluso en contextos desafiantes, y cómo el aprovechamiento de los recursos locales puede transformar realidades, cuidar el medio ambiente y generar empleo.








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