El presidente de Madagascar huye del país tras rebelión militar y protestas juveniles

El presidente de Madagascar, Andry Rajoelina, abandonó el país tras el avance de protestas masivas y la deserción de unidades militares que se unieron a los manifestantes, confirmaron fuentes opositoras, diplomáticas y del ejército. Es la segunda vez en poco más de un mes que un gobierno cae en medio de levantamientos liderados por jóvenes de la llamada “Generación Z”.

El líder opositor Siteny Randrianasoloniaiko declaró a Reuters que Rajoelina huyó el domingo, después de que sectores del ejército se negaran a reprimir a los manifestantes y se sumaran al movimiento. “Llamamos a la presidencia y confirmaron que se fue del país”, señaló, aunque el paradero del mandatario sigue siendo desconocido.

Posteriormente, Rajoelina apareció en una transmisión de Facebook, afirmando que se había trasladado a un “lugar seguro” para proteger su vida, y aseguró que no permitiría que “Madagascar sea destruido”. Sin embargo, no reveló su ubicación exacta.

De acuerdo con una fuente militar, el presidente partió en un avión militar francés desde la isla Sainte Marie, tras ser trasladado en helicóptero. Francia no ha confirmado oficialmente su implicación, aunque el presidente Emmanuel Macron subrayó que la prioridad es “preservar el orden constitucional” y advirtió contra el uso político de las demandas juveniles.

Las protestas comenzaron el 25 de septiembre por la escasez de agua y electricidad, pero rápidamente se transformaron en un movimiento nacional contra la corrupción y la desigualdad. Al menos 22 personas han muerto en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, según la ONU.

El país, con una población de 30 millones y una mediana de edad menor a 20 años, enfrenta una crisis profunda: tres cuartas partes viven en pobreza y el PIB per cápita cayó 45% desde 1960.

En sus últimos actos oficiales antes de huir, Rajoelina habría indultado a varios presos, entre ellos dos ciudadanos franceses condenados por un intento de golpe en 2021.

Mientras tanto, miles de manifestantes siguen tomando las calles de Antananarivo gritando: “¡El presidente debe renunciar ya!”, mientras el Senado reorganiza su liderazgo y se vislumbra una nueva transición política en la isla.