¡Europa al borde! Drones rusos cruzan a Polonia y Varsovia cierra frontera con Bielorrusia

Europa vivió una de sus noches más tensas desde la Segunda Guerra Mundial cuando, en un ataque masivo del 10 de septiembre, Rusia lanzó 415 drones y más de 40 misiles contra Ucrania. Aunque las defensas ucranianas derribaron la mayoría, una oleada cruzó a Polonia, desatando alarma internacional.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó el hecho como la mayor amenaza a la seguridad europea desde 1945 y solicitó invocar el Artículo 4 de la OTAN, que permite consultas urgentes entre aliados. Cazas de Polonia, Italia y Países Bajos lograron abatir algunos drones, pero varios impactaron en suelo polaco, cerca de regiones estratégicas como Lublin, Białystok y la brecha de Suwałki, clave para el enlace con los países bálticos.

Expertos sugieren que los drones, en su mayoría modelos rusos improvisados, habrían tenido fines de reconocimiento, probando radares y puntos de defensa de Polonia. El presidente ucraniano Volodímir Zelenski advirtió que este ataque demuestra que ningún país europeo está a salvo sin una defensa aérea integrada.

En respuesta, Varsovia cerró indefinidamente su frontera con Bielorrusia, no solo por las maniobras militares conjuntas de Moscú y Minsk, sino por el riesgo directo de nuevas incursiones. El ministro del Interior, Marcin Kierwiński, subrayó que la medida se mantendrá “hasta garantizar seguridad total”.

El episodio reaviva comparaciones históricas: líderes europeos remarcan que, al igual que en el pasado, ceder terreno a Moscú solo alimenta su agresión. De ahí el llamado a reforzar sanciones, cortar el suministro de drones a Rusia y mantener a Ucrania armada para frenar a Putin antes de que el conflicto cruce más fronteras.

La OTAN respondió con coordinación aérea, pero voces dentro de Europa insisten en que no basta con interceptar: es urgente crear un escudo conjunto que funcione en todo momento, con reglas claras y capacidad de acción inmediata. La tensión crece y el mensaje es claro: si Rusia prueba a Polonia hoy, mañana podría hacerlo en Lituania o Finlandia.