Robo de película en el Louvre: ladrones roban joyas “invaluables” de la colección real francesa en pleno día

El Museo del Louvre fue escenario de un audaz robo a plena luz del día, cuando un grupo de ladrones enmascarados sustrajo joyas de la colección real francesa valuadas como “invaluables” por las autoridades.

Según informó el ministro del Interior francés, Laurent Nuñez, el asalto ocurrió el domingo por la mañana, minutos después de que el museo abriera sus puertas. En una operación ejecutada con precisión, los delincuentes utilizaron una escalera mecánica montada en un vehículo para acceder por una ventana del primer piso y luego rompieron las vitrinas con cortadoras eléctricas.

Los cuatro sospechosos, dos de los cuales amenazaron a los guardias dentro del edificio, huyeron en motocicletas tras apoderarse de nueve piezas del siglo XIX pertenecientes a la antigua realeza francesa. Entre ellas, un broche y un par de pendientes de esmeraldas de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III.

Una de las piezas más icónicas, la corona de la emperatriz, fue encontrada abandonada cerca del lugar. La joya, adornada con 1,354 diamantes y 56 esmeraldas, presenta pequeños águilas doradas en su diseño y ahora está siendo examinada por posibles daños.

El intento de incendiar el vehículo utilizado en el atraco fue frustrado por un miembro del personal del museo, evitando mayores pérdidas. No se reportaron heridos durante el asalto.

La Galerie d’Apollon, donde ocurrió el robo, permaneció cerrada al público mientras la policía investigaba. Turistas desconcertados, incluyendo visitantes estadounidenses, relataron haber sido evacuados con la excusa de “dificultades técnicas”, sin saber que estaban en medio de uno de los robos más impactantes en la historia reciente del Louvre.

Expertos señalan que los ladrones podrían desmantelar las joyas para vender sus gemas por separado, una práctica común para evitar ser rastreados. Sin embargo, las autoridades francesas advierten que el valor cultural e histórico de las piezas supera cualquier cifra económica.

Nuñez lo resumió con contundencia: “Estas joyas no tienen precio. Representan siglos de historia francesa y un legado que no puede medirse en dinero.”